En enero de ese año iniciábamos el blog hablando de las tendencias del mercado inmobiliario para 2020. Lo que no nos podíamos imaginar es que, dos meses y medio después, el CoVid19 iba a llegar a nuestras vidas e iba a sacudir el país, la economía y nuestra realidad del modo en que lo ha hecho.
Una crisis sanitaria del calibre de la que hemos vivido marca cambios en las tendencias sociales, máxime cuando hemos estado confinado en casa durante tanto tiempo y cuando el mercado laboral se ha resentido por este parón.
Lo que sí nos ha quedado claro es que nuestros hábitos sociales, laborales y personales, han cambiado, y van a cambiar durante los próximos 3 a 5 años, según los expertos.
Todos los sectores se han visto afectados y, entre ellos, el sector inmobiliario. Factores como la incertidumbre laboral, las reducciones de las rentas, el paro o la ya no inmediata necesidad de liquidez han lastrado y lastran las operaciones iniciadas antes de la pandemia, que, durante los primeros momentos del confinamiento nos ofreció un panorama estático. Todo se paralizó ante la falta de certeza en qué podía pasar y las decisiones de compra y venta se detuvieron momentáneamente. Ahora, con el proceso de desescalada, parece que el ambiente se ha relajado, las operaciones se están volviendo a retomar y el escenario inmobiliario está volviendo a cambiar.
PERO, ¿EN QUÉ VA A CAMBIAR EL MERCADO INMOBILIARIO?
Pues parece que, respecto a los precios, se vea un ajuste que oscile entre un 5 y un 10%, sobre todo cuando hablamos de vivienda de segunda mano o pública, ya que la vivienda libre de nueva construcción parte de un precio establecido.
Ya hemos comentado que gran parte de nuestro público objetivo, cuyo objetivo era vender o comprar vivienda, o bien ha decidido esperar para hacerlo o bien se ha inclinado por el alquiler pero no hay motivo para ser negativo porque la demanda ha ido en aumento según se han ido levantando las medidas de confinamiento y se ha establecido un ambiente de mayor seguridad.
Lo que sí podemos decir que ha variado, y en extremos, son las características de la vivienda que ahora se demanda y ya no es tan importante la localización como otras características.
Por un lado, hay un aumento de solicitudes de viviendas con amplios espacios, con jardín, terrazas, patios etc… y ya no se busca tanto en la ciudad. Debido al auge del teletrabajo y la posibilidad de que este haya llegado para quedarse, ha aumentado el ratio de personas que buscar su vivienda en las afueras pero con buena comunicación y servicios.
Por el otro, debido a parón económico, aquellos que buscaban su primera vivienda o que querían independizarse, han pasado de buscar algo específico a buscar “aquello que puedan permitirse”. Pisos de un dormitorio o estudios, sin ascensor, en una situación céntrica…
Dentro del sector inmobiliario, debido a los efectos colaterales que nos ha dejado esta pandemia, quizá el sector de la segunda residencia sea el más golpeado. Primero debido a que no es una necesidad primordial y a que el inversor extranjero, que es el principal comprador de vivienda de segunda residencia en España, tiene restricciones – y sus problemas económicos propios en su país de origen – para venir a comprar e invertir.
En principio ya se está viendo cierta recuperación del sector pero habrá que esperar un tiempo para ver cómo se estabiliza el mercado y ver si volvemos a los niveles en los que estábamos a principios de 2020.