Como ya hemos hablado, el mercado inmobiliario ha quedado afectado por la crisis sanitaria y, no nos engañemos, el hipotecario también ha salido tocado. Pero no hundido.

Aunque la firma de hipotecas ha bajado en un porcentaje muy significativo desde que comenzó la pandemia, se va recuperando. A un ritmo lento, pero seguro. Lo que sí hay que remarcar es que este mercado se ha visto significado por la desconfianza de las entidades bancarias que han visto como, actualmente o en un futuro, sus operaciones podrían verse afectadas por los impagos y han decidido protegerse frente a ellos.ç

Esta desconfianza va a afectar, a corto o a largo plazo, a las constituciones de hipotecas ya que se irán introduciendo cambios destinados a aumentar la exigencia en las condiciones de acceso a los préstamos hipotecarios. A partir de ahora, los candidatos a la concesión de un a hipoteca deberán acreditar, no sólo que su capacidad de endeudamiento es óptima y que poseen los ahorros suficientes para cubrir el porcentaje que no le aporte el banco más los gastos derivados de la compra de su vivienda, sino que se analizará, or ejemplo, si su profesión es estable o si pertenece a un sector vulnerable, como hostelería o turismo, que pueda ser afectado de nuevo por otra crisis sanitaria derivada de Covid19.

No obstante, si estás en proceso de compra de una vivienda, nuestro consejo, a la hora de elegir tipo de hipoteca es, siempre, asesorarte por profesionales que evalúen tus necesidades y capacidades y puedan orientarte hacia una hipoteca de tipo fijo o variable

Pero, ¿qué diferencias hay?

HIPOTECA DE TIPO FIJO O VARIABLE, ¿CUÁL ELIJO?

En primer lugar hay que remarcar que ninguna en mejor o peor porque depende de las características del solicitante: de nuestro perfil económico y de nuestras necesidades.

Hay que aclarar el concepto de tipo de interés, que es lo que varía en los dos casos. ¿Qué es el tipo de interés? Pues si pedimos un capital determinado al banco y este nos lo presta, el tipo de interés sería el porcentaje añadido sobre ese capital que hemos pedido y que debemos devolver al banco por prestárnoslo.

Si hablamos de hipotecas fijas, su característica principal es que la cuota no cambia y es la misma desde que se comienza a pagar el préstamo hipotecario hasta el final, lo que aporta seguridad  ya que no depende de un tipo de interés que cambia según el mercado o las condiciones económicas. 

Las cuotas son más altas, por lo que tienes que estar seguro que, en función de tus gastos, vas a poder abonar la cuota pero tienen, por lo general, plazos de amortización más bajos ,aunque actualmente se han ampliado incluso hasta 30 años, y eso implica que los intereses a pagar sean menores y, a la larga, la hipoteca sea más barata.

Respecto al tipo de interés, tradicionalmente, se han asociado con hipotecas con un interés muy alto y, si bien es cierto que los intereses son más altos que los de las hipotecas variables, sus condiciones están mejorando mucho.

La principal desventaja de estas hipotecas son las comisiones, de apertura, constitución y amortización, sensiblemente más altas que las de las hipotecas variables.

Si nos referimos a hipotecas variables, todos sabemos que están relacionadas con tipos de interés que cambian, como el euribor, que ha pasado por un periodo de subidas y bajadas y, aunque se prevé un periodo de estabilidad, aporta cierta inestabilidad al consumidor de este tipo de hipotecas que debe estar económicamente preparado para afrontar una subida de los tipos de interés que se refleje en una aumento de la cuota.

Al ser tipos de interés más bajos y tener largos periodos de amortización de hasta 40 años, las cuotas se reducen respecto a las hipotecas fijas, sobre todo al comienzo de los pagos pero también favorecen que, a la larga, sean hipotecas más caras puesto que pagamos mayor cantidad de intereses.

Otra ventaja respecto a las hipotecas fijas son unas comisiones más bajas de apertura y constitución.

Como veis, no hay una hipoteca mejor o peor, sino que depende de nuestra capacidad económica y nuestras necesidades. Por eso, como ya os hemos indicado más arriba, es conveniente comparar pero, sobre todo, dejarse asesorar por un experto que nos ayude a elegir bien.