Cuando pensamos en dar el paso para comprar una vivienda, la duda que nos planteamos es si comprar una vivienda de segunda mano o invertir en una vivienda de nueva construcción.
Según el Instituto Nacional de Estadística, en el periodo que va desde enero hasta septiembre de 2019, más de un 80% de compradores se decantaron por la vivienda de segunda mano mientras que el porcentaje de compradores de vivienda nueva en menor pero mayor referente al mismo periodo del año anterior.
No hay una opción correcta, Todo depende de las características y necesidades del comprador y los factores que van a hacer que nos inclinemos por una u otra opción son variados y conllevan ventajas y desventajas.
Antes de nada, debemos aclarar el término. ¿Qué es una vivienda de segunda mano? Son aquellas viviendas que han tenido al menos un propietario o, las que después de ser construidas, han sido alquiladas durante un mínimo de 2 años.
FACTORES QUE CUENTAN. VIVIENDA DE SEGUNDA MANO VS. NUEVA CONSTRUCCIÓN.
La localización. Si pensamos en vivir en el centro de nuestra ciudad vamos a tener que observar la posibilidad de comprar una vivienda usada ya que no vamos a encontrar mucha obra nueva en esa zona. La vivienda de obra nueva suele situarse en zonas periféricas y, aunque sí disfrutan de servicios como zonas comunes, suelen ser zonas poco consolidadas y de reciente creación que se van dotando de servicios poco a poco mientras que las zonas donde se ubican las viviendas de segunda mano ya disponen, por lo general, de esos servicios.
El precio. Para valorar si el precio de una vivienda de segunda mano es realmente más barata que una de nueva construcción, hay que valorar ciertos aspectos. Es cierto que el metro cuadrado es más caro si eliges una vivienda nueva pero, si escoges comprar una vivienda de segunda mano, casi seguro que vas a tener que destinar algún presupuesto a su reforma por lo que, si el comprador, es reacio a soportar las molestias de una obra, por pequeña que sea, quizá opte por comprar una vivienda de nueva construcción con todos los acabados, materiales nuevos y, lo que es también muy importante, adaptada para ser energéticamente eficiente lo que, al cabo del año, puede darnos una rebaja sustancial en las facturas mientras que adaptar una vivienda de segunda mano para que lo sea, puede significar un pellizco de nuestro presupuesto de reforma.
Antes de embarcarnos en una reforma debemos analizar muy bien cuánto nos va a costar y, si disponemos de esa cantidad, estupendo, pero si tenemos que pedir un préstamo para hacerla, debemos valorar los intereses que vamos a tener que pagar. También es cierto que reformar una vivienda va a revalorizarla, no en todas las zonas, pero, por regla general, sí siendo más rentable reformar que comprar un inmueble nuevo. Y que no es lo mismo realizar pequeños arreglos que si la reforma toca temas más contundentes como elementos estructurales.
También es cierto que, si vamos a reformar o la vivienda necesita una reforma, el precio puede negociarse en base a esa reforma con el vendedor mientras que, una vivienda de nueva construcción no es negociable, aunque sí será más o menos cara dependiendo de si compramos sobre plano o con la vivienda ya construida.
Si, como hemos dicho anteriormente, el metro cuadrado de la vivienda de segunda mano es más barato que el de nueva construcción significa que esto también puede repercutir en el tamaño de la casa que adquiramos ya que, por menos dinero, podemos comprar una casa más grande.
La antigüedad y el equipamiento. Mientras que una vivienda de nueva construcción es, como indica su nombre, nueva, una vivienda de segunda mano puede llevar bastantes años construida, lo que puede significar que tenga, o llegue a tener, problemas constructivos que se tengan que solucionar mediante derramas y obras. Respecto al equipamiento, para preparar una vivienda de segunda mano y que sea energéticamente eficiente y nos ahorre bastante dinero en facturas, hay que invertir gran parte del presupuesto de la reforma mientas que actualmente, por ley, las viviendas de nueva construcción ya lo son e incluso incorporan elementos de domótica.
El tiempo. Mientras que una vivienda de segunda mano, si las obras de reforma no son muy grandes o las haces una vez que entras a vivir, te da la posibilidad de entrar a vivir enseguida, casi inmediatamente, si compras una vivienda de obra nueva sobre plano, la entrega puede demorarse mínimo dos años. Eso sí, una vez que tienes las llaves de tu casa, entras inmediatamente con todo a estrenar.
Y, por último, pero, no menos importante, la fiscalidad. Comprar una vivienda de segunda mano está gravado con el Impuesto de Transmisiones Patrimoniales que oscila entre un 4% y un 10€% sobre el precio de compra, dependiendo de la Comunidad Autónoma, mientras que comprar una vivienda de obra nueva está gravado con el IVA, que es un 10% sobre el importe que se escritura (salvo viviendas de protección oficial, que se gravan con un 4%). A ambos hay que sumar, de momento y dependiendo de la Comunidad, el Impuesto sobre Actos Jurídicos Documentados si se firma hipoteca, que oscila entre un 0’5% y un 1’5%.
En España. La vivienda nueva es aproximadamente un 25% más cara que la de segunda mano, aunque esto oscila dependiendo de las ciudades. Elegir no es fácil, pero conociendo estos datos y nuestros deseos y posibilidades, la decisión se toma mejor.