Desde hace un tiempo, términos como coliving, coworkig, cohousing… están apareciendo dentro del mercado inmobiliario español, aunque en el europeo ya se llevan escuchando bastante tiempo. Estas formas de rentabilidad inmobiliaria están empezando a ser muy apreciadas por los inversores de nuestro país por lo que parece que es un sector muy a considerar dentro de la profesión. Se puede decir que son modelos inmobiliarios flexible donde se busca equilibrar el ámbito privado y enriquecerlo con una comunidad, aportando un beneficio económico, social y de calidad de vida.

El concepto de living inmobiliario cambia la manera en cómo se entiende la vivienda tradicional y abre el mercado a nuevas formas de hacerla asequible y accesible a sectores que, por sí mismos, tendrían dificultades para comprar o alquilar.

Dentro de este modelo podemos encontrar cinco clasificaciones: viviendas para estudiantes, pisos para compartir, inmuebles multifamiliares, de uso sanitario y viviendas con mayor asequibilidad. El hilo que une todas estas tipologías es la idea de compartir, tanto un espacio, como el tiempo. Por lo que, como es lógico, el concepto de tipología de vivienda cambia y deben tener prestaciones que una vivienda tipo no tiene. Esta idea de núcleo de convivencia está gustando mucho a una parte del sector de aquellos jóvenes que quieren independizarse, pero no pueden y esta opción les ofrece viviendas más asequibles y una experiencia vital muy enriquecedora.

En Europa, la inversión en esta rama del mercado ha aumentado un 20% respecto a años anteriores y parece que España en uno de los focos que interesan para invertir en este tipo de viviendas, pero aún no es un modelo muy asentado, como pasa con muchos conceptos y modelos extranjeros de inmobiliaria, y debemos comenzar a trabajar en ello.

Si bien es cierto que, tras la pandemia, este modelo ha cobrado fuerza en nuestro país, nos encontramos tres factores que todavía hacen que no sea muy común. Por una parte, en términos legales, el coliving o las viviendas de uso compartido, no tiene un ordenamiento jurídico claro y no está regulado en la Ley de Arrendamientos urbanos porque se trata de una figura mixta entre arrendamiento y servicios que no se contemplan en el alquiler típico, así que, de momento no hay una tipología regulada de contrato, salvo en las residencias estudiantiles, como sí ocurre con el alquiler tipo.

Por otro lado, hay que tener en cuenta que España es un país donde, tradicionalmente, la compra de inmuebles es superior al alquiler, opuestamente a la mentalidad europea, y esto hace que el living crezca, pero de un modo más lento que en otros países europeos.

Y, por último, hay que generar en el cliente la idea de que la sociedad evoluciona y las tipologías de vivienda y de modos de vida, cambian y podemos, y debemos, adaptarnos.

COLIVING Y COHOUSING: SUENA PARECIDO, PERO NO ES IGUAL.

Uno de los términos que aparecieron con mucha fuerza debido a la pérdida de oficinas y de lugares físicos de los empresarios y autónomos fue el coworking, que se entiende como un espacio que diferentes profesionales aprovechan para trabajar, pero donde se generan diferentes sinergias y se comparten ideas entre unos y otros que hacen mucho más productivo el trabajo.

Entendiendo este concepto, el coliving es la aplicación del coworking al mercado inmobiliario, que no solo genera un espacio común para profesionales, generalmente de profesiones similares o relacionadas, sino que aporta un espacio común donde compartir vivienda y tiempo. Esta tipología de vivienda se dota de recursos, como bibliotecas, salas comunes, restaurantes, etc… donde los residentes pueden poner en común  sus aficiones, pasar el rato con sus ”compañeros de piso” e interactuar, algo a lo que muchos jóvenes dan mayor valor que a la posesión de una propiedad.

Si hablamos de rentabilidad, este modelo inmobiliario es más rentable que un alquiler tradicional, debido a los servicios añadidos que factura, y que se aproxima a un 8%, aunque sí es cierto que, respecto al precio, el coliving es más caro que alquilar un piso tipo.

Por tanto, podemos decir que, aunque el precio del alquiler sea más caro, sí se reducen gastos, se crean entornos muy favorables para el intercambio de ideas a nivel laboral y genera un estilo de vida más sostenible.

En general es un modelo muy aceptado por los “nómadas digitales”, aquellos profesionales que teletrabajan y solo necesitan un ordenador para ello, pudiendo viajar y vivir experiencias nuevas en cualquier parte del mundo sin descuidar su labor.

Y ¿qué es el cohousing? Pues, aunque pueda parecer similar, no lo es, pero sí es cierto que también responde a la necesidad de tener un acceso asequible a una vivienda por parte de aquellos que no tienen fácil comprar o alquilar de modo tradicional.

Sorprendentemente, es un modelo que está siendo muy bien aceptado por los adultos mayores de nuestro país y ya se está implantando en España.

Realmente es una vivienda comunitaria, como un piso compartido, con un concepto de consumo colaborativo: un grupo de personas, con una forma de vivir y un modo de vida similar, diseñan y se establecen en un mismo espacio, pero también se dispone de espacios personales por lo que hay equilibrio entre y la convivencia, al igual que el coliving.

Por regla general, el diseño de la vivienda se basa en medidas de ahorro energético y respeto medioambiental y aunque lo más habitual es que se adquiera un terreno donde se construya, algunas cooperativas de cohousing alquilan inmuebles vacíos y, mediante un acuerdo con los propietarios, lo utilizan para su proyecto. En ambos casos, es la cooperativa la que asume todos los gastos derivados del proyecto con las aportaciones de los socios.

La principal diferencia con el coliving es cómo se accede a este nuevo tipo de modelo de vivienda porque es un sistema de creación de cooperativas con un régimen de cesión de uso, por lo que los residentes abonan una cantidad de dinero de entrada en la cooperativa y una cuota mensual, que le da el derecho de uso de la vivienda y sus zonas comunes, pero no la propiedad, que es de la cooperativa, eso sí, este derecho de uso puede ser transmitido o heredado.

Si el coliving tenía muchos adeptos entre los jóvenes millenials, el cohousing los tiene entre la población mayor, que no contempla, o económicamente no es viable, la idea de ir a una residencia, sobre todo aquellos que están solos y a los que este modelo de hogar les aporta compañía y mayor calidad de vida, pero también hay mayores que eligen este tipo de modelo de vivienda debido a que tampoco quieren vivir con su familia, conservando así su independencia y evitando ser una carga.

En el caso de Madrid, el cohousing senior, o viviendas colaborativas para mayores, ya se están poniendo en marcha algunas iniciativas y se va a regular en qué condiciones se va a funcionar este modelo de vivienda.

Uno de los puntos más importantes es que, aunque la mayoría de las personas que viven en estos lugares todavía no necesitan ayuda sociosanitaria a la larga si es probable que la necesiten, por lo que en la resolución publicada en el BOCAM ya se indica que este tipo de viviendas podrán inscribirse como centros residenciales de atención social, van a estar sujetos a inspecciones y, si el 25% de sus residentes estén en situación de dependencia, deberán prestar servicios de apoyo y cuidados permanentes, todo de un modo suficientemente flexible para no interferir en la autogestión de los residentes. También se regula que, al menos el 50%de los residentes deben haber superado la edad de jubilación y el otro 50%, 50 años como mínimo, que deben ser instalaciones adecuadas para movilidad reducida y con un programa de actividades destinadas a la mejora del envejecimiento y a la prevención de la dependencia.

Como regla general, el mercado living es más flexible y responde mejor a las variaciones del mercado inmobiliario, es un producto donde se genera un importante sentimiento de comunidad y de pertenencia a un grupo, que es difícil encontrar en otro modelo, con soluciones sostenibles y equilibradas entre lo privado y lo personal y que es muy estable en un momento de incertidumbre inmobiliaria. Además, el living actúa como acicate para que algunos activos que no aportaban rentabilidad ni estaban en uso, mejoren su estado o se reconviertan.

 

Actualmente, pese hay que mejorar en muchos aspectos para ser igual de eficientes que en el norte de Europa, en nuestro país, el concepto inmobiliario de living ha obtenido más de 1.100 millones de euros en inversión durante el primer trimestre de 2022, por lo que podemos observar que el crecimiento de este sector es rápido y se espera que para finales de este año se sumen más activos en las ciudades de Madrid y Barcelona.