Llega el mes de vacaciones por excelencia y ocurren varias cosas a la vez: tenemos más tiempo libre, pasamos más tiempo en casa y nos reencontramos con nuestra pareja – lo que puede ser bueno o no. Es entonces cuando nos damos cuenta de las necesidades que tenemos y si nuestra actual vivienda las cubre todas o no.

Habrá pequeños defectos que se solucionen con una pequeña reforma o haciendo alguna visita a determinado almacén de muebles, pero otras, no son tan fáciles de arreglar salvo si la decisión es cambiar de lugar de vida.

EL ESPACIO. POR DEFECTO O POR EXCESO.

Espacio. Ese concepto que se dilata o se contrae según la edad y los hijos. Cuando compramos una vivienda, salvo si eres muy previsor, y aun así, generalmente lo hacemos teniendo en cuenta un 75% del presente y un 25% del futuro. Y entonces, vives en ella.

De repente, eres padre o madre y tu casa parece un almacén porque hay un montón de juguetes que están fuera de su sitio por falta de espacio, tus hijos comparten, y por compartir me refiero a que discuten, una habitación y con la llegada del teletrabajo, tu despacho está en el pasillo porque es el único lugar donde se podía poner una mesa para el ordenador.

En principio, las soluciones de almacenaje son una buena opción, pero, sobre todo si hay niños pequeños, no dejan de ser un parche a un problema que aparecerá en el futuro. Si esto no funciona, sobre todo cuando el pasillo sigue pareciendo una ampliación del trastero o el teletrabajo se va a volver una circunstancia definitiva en tu vida, es señal de que nuestro antiguo hogar se ha quedado pequeño y ya no se adapta a nuestras necesidades.

Por otro lado, existe la otra cara de la moneda. La mayoría de las veces, como hemos indicado antes, escogemos nuestra vivienda en función de nuestras necesidades en eses momento. En el caso de las familias, lo que se requiere, sobre todo si es una familia grande, lo que se requiere es espacio. Pero la vida pasa y todo el espacio que antes estaba ocupado, ahora está vacío y cuesta mantenerlo. Por eso, muchas parejas de mediana edad, cuyos hijos ya se han independizado, y cuya vivienda ya no se adapta a sus necesidades, planteándose el cambio a una vivienda más pequeña, cómoda, fácil de mantener, pero con espacio suficiente para las visitas.

MANTENIMIENTO Y REFORMAS.

Muchas veces, hacemos reformas en casa para mejorar diferentes aspectos de nuestra vivienda y adaptarla o mejorarla, pero uno de los motivos que llevan a muchas personas a plantearse un cambio de domicilio es que, esos pequeños arreglos ya sean recurrentes y cueste más mantener la vivienda que mudarse a otra mejor acondicionada.

Si tu vivienda ya tiene unos añitos y te pide una inversión continua para poder vivir en ella, puede ser que sea el momento de mudarnos a una vivienda nueva que requiera menores costes de mantenimiento y que, aunque la inversión inicial sea mayor, a la larga, nos reporte un beneficio económico.

LA VIDA CAMBIA Y LAS NECESIDADES, TAMBIÉN.

Ya sabemos que la vida da muchas vueltas y, de repente nos sorprende con un cambio de situación, personal o profesional, lo que nos obliga a pensar en un cambio de domicilio.

A nivel profesional, las circunstancias actuales, tras el parón de la cuarentena y la pandemia sanitaria, han hecho que muchas empresas hayan adoptado el teletrabajo, o una fórmula mixta, como modelo definitivo de trabajo por lo que, tener un espacio propio donde teletrabajar eficientemente, es indispensable. Por otro lado, si necesitas estar más cerca de tu lugar de trabajo y reducir el tiempo de desplazamiento o cambiar de ciudad, si por motivos laborales el puesto lo requiere, puede ser uno de los motivos para plantearte una mudanza.

A nivel, personal, otro de los motivos por los que podemos pensar que es hora de cambiar de vivienda es irte a vivir en pareja, aumentar la familia o, en el caso contrario, un divorcio o separación, que puede cambiar la situación personal, pero también la financiera por lo que a veces este cambio de vivienda es necesario y casi obligatorio a nivel económico

Cuando la vida evoluciona, las necesidades también van modificándose, así como lo que vamos buscando en nuestro hogar por lo que, cuando este no se adapta y no podemos modificarlo, es hora de marcharse.

EL LUGAR YA NO ES LO QUE ERA.

Cuando comprar o alquilas una vivienda en determinado lugar pueden darse dos factores: que el barrio, o tu entorno, evolucione a mejor o que lo haga a peor.

Si tienes suerte y hay inversión, tu barrio puede crecer en servicios, como colegios, centros comerciales o transporte público, que van a rentabilizar el valor de la vivienda, pero otros se vuelven inseguros, ruidosos y pierden servicios, lo que hace, no solo que tu salud mental se vea afectada, sino que el valor de la vivienda se devalúe y sea beneficioso venderla cuanto antes para no perder demasiado dinero en el proceso.

También debemos incluir a los vecinos dentro de este apartado porque son un factor esencial en la buena o mala convivencia si vives en un edificio comunitario. Una mala relación con los vecinos es algo para tener muy en cuenta porque son causa de tensiones y situaciones muy desagradables, si los problemas que pudiese haber no se solucionan de buen modo y se prolongan en el tiempo, por lo que, cuando comienza a ser algo insostenible, generalmente, la opción de vender tu casa y comprar, es algo muy tangible.

DESENCANTO Y NECESIDAD DE CAMBIO.

Un hogar es el lugar que nos sirve de refugio y, si cuando llegas a casa ya no sientes paz, ya no es el lugar en calma que debería ser y ya no sois felices en él, es un claro indicativo de que ha llegado la hora de plantearse seriamente si merece la pena quedarse y evaluar las posibilidades reales, teniendo en cuenta factores económicos y familiares, de cambiar de vivienda.

Factores como la cercanía al trabajo, a servicios como colegios, supermercados o centros de salud, estar cerca de la familia, la facilidad de acceso a diferentes medios de transporte … aumentan la sensación de bienestar para algunas personas y hacen que sean más felices en su casa. Por el contrario, estar cerca de la naturaleza y no oír el ruido del tráfico es lo que hace de una vivienda el hogar ideal para otras.

De todos modos, aunque la decisión de cambiar de casa sea firme, es importante asesorarse antes, siempre con un profesional, para que observe nuestras finanzas y nos indique si tenemos el remanente de dinero necesario para afrontar el cambio o si es necesario que ahorremos y nos dirija en la mejor forma de hacerlo.

 

En el momento que toméis la decisión de cambiar de vivienda, cuando queráis vender o comprar, o ambas cosas, en Calibe Asesores somos expertos en este proceso y lo haréis con toda la tranquilidad del mundo