En los distritos del centro de la capital, especialmente en los distritos de Salamanca y Chamberí, podemos encontrar todavía en muchas fincas la figura del portero o conserje velando por el buen funcionamiento de la comunidad, y dando servicio a los que habitan en ella con la cercanía y confianza que se presupone al que ostenta este cargo, que suele ostentarlo por muchos años y en su mayoría hasta la jubilación.
La sociedad está cambiando a pasos agigantados hacia otra realidad social, ni mejor ni peor. Ello conlleva cambios drásticos que se llevan por delante costumbres y profesiones muy arraigadas en determinados barrios de Madrid. Lo cierto es que cada vez hay menos porteros y conserjes que se ven sustituidos por empresas de multiservicios que ofrecen a las comunidades la externalización de la vigilancia, limpieza y demás tareas inherentes al puesto.
EL PORTERO DE VIVIENDA: DIFERENCIA ENTRE PORTERO Y CONSERJE
La diferencia entre portero y conserje radica en la ocupación o no de vivienda en el mismo edificio donde desempeñe sus funciones, y que les es proporcionada por la comunidad de propietarios. Debido al alto precio de la vivienda, algunas comunidades han optado por sustituir a los porteros por conserjes o han decidido prescindir de ambos y, como señalamos antes, contratar a una empresa multiservicio que se ocupe de estas funciones y poder ahorrarse mucho dinero al alquilar o vender dicha vivienda de la cual es propietaria.
Sin embargo, muchas son también las fincas que mantienen la figura del portero tradicional priorizando el prestigio y buen servicio que prestan estos empleados a los vecinos.
La Consejería de Economía Empleo y Competitividad de la Comunidad de Madrid regula las principales FUNCIONES Y COMPETENCIAS del empleado de fincas urbanas- portero de viviendas reflejando entre ellas:
- Realizar la limpieza y mantenimiento de las zonas comunes del edificio.
- Participar en la limpieza, reparaciones simples y mantenimiento de las zonas comunes.
- Atender hornos y calderas para asegurar el suministro de calor y agua caliente.
- Regular la conducta de los inquilinos y visitantes en asuntos tales como la reducción del ruido o el mal uso de la propiedad.
- Vigilar el edificio para garantizar el mantenimiento de la seguridad.
- Proporcionar pequeños servicios a inquilinos ausentes, como aceptar entregas en su nombre o proporcionar información solicitada a las personas que llaman.
- Notificar a los administradores y propietarios del edificio sobre la necesidad de reparaciones mayores.
- Cumplimentar formularios de registro y proporcionar a los inquilinos copias de las reglas.
A estas funciones se añaden cualesquiera otras que mediante acuerdo tácito entre las partes consideren necesarias y en consonancia con los tiempos, así, por ejemplo, la recogida de paquetes de las compras online, o la atención a clientes de apartamentos turísticos, forman ya parte de las tareas que en ocasiones forman parte de las nuevas necesidades sociales.